04 julio 2014

'The kings of summer', la madurez andersoniana

Crítica publicada en NoSóloGeeks


La nueva película de Jordan Vogt-Roberts, The kings of summer, es tan agradable y simpática como inverosímil. La historia no se sustenta en los parámetros de la credibilidad, pero consigue embaucar por otros motivos totalmente ajenos. Tres niños, hartos de sus padres y su férreo control, deciden huir y montar su propia casa de madera en mitad del bosque.

A través de las aventuras y desventuras de los chavales, el director consigue lanzar su mirada hacia las diferencias generacionales, un tema siempre explotable, entre unos padres que cada vez son más mayores a la hora de tener hijos, y esos hijos, que nada tienen que ver con aquella infancia que vivieron sus mayores. The kings of summer es una obra sobre la adolescencia, y la rebeldía propia de esa etapa vital, firmada por un cineasta que todavía tiene no muy lejos esa época de su vida, pero que, sin embargo, ya se ha distanciado lo suficiente como para poder elaborar un retrato maduro de la misma. 


Vogt-Roberts se apoya en un elenco cómico-televisivo (en el que destaca Alison Brie, famosa por series como Community o Mad Men, pero en el que también se encuentran Thomas Middleditch, protagonista de Silicon Valley, y Mary Lynn Rajskub, recientemente en 24 o Californication). Sin embargo, el autor concede todo el protagonismo a los tres actores jóvenes: Gabriel Basso, Nick Robinson y Moises Arias. La jugada le sale a pedir de boca, ya que el trío completa un trabajo excelente junto a Erin Moriarty, que se une al grupo en uno de los giros del guión.

Precisamente será su personaje el que cause mayor controversia y provoque la ruptura de la armonía creada en el grupo. Vogt-Roberts introduce el amor y los celos en la historia, gracias a un triángulo entre la joven y los dos mejores amigos, que le sirve para hacer una ligera reflexión sobre las lealtades y la traición y cómo son percibidas desde los ojos de un adolescente.

La insubordinación, el amor, los celos y los pasos hacia la madurez vertebran una película con un guión sólido, firmado por Chris Galetta, que también tiene algunos deslices. Las efectistas cámaras lentas se funden con las imágenes de la naturaleza en lo que supone una especie de metáfora sobre la rebeldía –el lado salvaje– de estos chicos que, una vez pasada la aventura, no volverán a ser los mismos niños inocentes que eran antes. 

The kings of summer es, por tanto, una cinta tocada por una especie de realismo mágico, tanto en lo visual como en el destacable apartado musical. Un cóctel que podría haber sido inspirado por el cine de Wes Anderson (Moonrise Kingdom o Rushmore se perciben como posibles referencias), pero que sin embargo adquiere una voz clara y distintiva.

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