06 julio 2014

'Mil maneras de morder el polvo', otro gran festival de irreverencias

Crítica publicada en Esencia Cine


El western ha sido siempre caldo de cultivo para hombres duros, bravos y valientes. Cualquier película que se englobe en el género así lo demuestra. Esa es la primera convención que rompe Seth MacFarlane en su nueva comedia, Mil maneras de morder el polvo, traducción libre del original A million ways to die in the West, colocando como protagonista a un cowboy pastor de ovejas profundamente cobarde y alérgico a los duelos y las armas, al que interpreta él mismo.

El director vuelve tras Ted con su característico tono, el mismo que le sirvió para auparse a la cumbre de la comedia televisiva irreverente con obras como Padre de familia o Padre Made in USA y ocupar el espacio vacío de South Park. Porque sí, Mil maneras de morder el polvo es la enésima gamberrada del cómico. Si te gusta lo que suele hacer, disfrutarás con su escatología y su humor políticamente incorrecto; si no, probablemente salgas huyendo a la primera de cambio.

MacFarlane consigue aunar todos los tipos de comedia (romántica, escatológica, de golpes, absurda, grotesca…) en un western alocado y sarcástico. El hecho de que el personaje central sea todo lo contrario al arquetipo permite al director jugar con los clichés del western y hacer que anoten a su favor (quizás el ejemplo más claro sea la pelea en la cantina).

Entre tanto, el irreverente creador consigue que la historia de aprendizaje, primero, y de amor, después, despierte el interés del espectador, fundamentalmente gracias a Charlize Theron. La actriz da vida a uno de esos personajes con los que todos querríamos pasar una noche: una mujer impetuosa, rebelde, misteriosa, pero a la vez divertida, cariñosa y enamoradiza.


Los cameos y referencias cinéfilas (Regreso al futuro, Django desencadenado, además de los múltiples guiños al género) y seriéfilas (el fantástico guiño de Neil Patrick Harris a su inmortal personaje en Cómo conocí a vuestra madre) son una ventana de aire frente a las bromas incómodas y escatológicas que se suceden a lo largo de las secuencias. A día de hoy cualquiera sabe que MacFarlane no es para nada un tipo delicado, pero por si acaso se empeña en seguir demostrándolo en cada trabajo, fiel a su estilo y a sus instintos.

Mil maneras de morder el polvo ofrece, ni más ni menos, lo que se espera de ella. Una sucesión de momentos cómicos y absurdos, con altas dosis de provocación, de mano de uno de los creadores que más odios y alabanzas generan en nuestros días. Y un reparto de estrellas ilustres (Charlize Theron, Liam Neeson, Neil Patrick Harris y Amanda Seyfried, entre otros), que saben adaptarse e incluso reírse de todo. Si te hacen gracia los chistes sobre enfermedades venéreas, putas, mierda y guarrerías varias, tu apuesta es sobre seguro. Si no eres de los que lo pasaban en grande con las aventuras de Peter y Stewie Griffin… allá tú, pero no te aseguro el buen rato.

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