27 julio 2014

I wanna 'Jamming' with you

Jugar con los tópicos para alterarlos y parodiar los géneros de los que son propios requiere controlar a la perfección aquellos. Resumido en una frase más sencilla: para parodiar o transgredir una corriente o género hay que ser un experto en el mismo. Esta es una de las premisas centrales de Jamming, el espectáculo teatral de improvisación que ayer cerró su décima temporada en el teatro Arlequín de Gran Vía.

Un escenario, cuatro sillas, un equipo de música y mucho talento y humor (muchísimo en ambos casos). Esa es la lista con los ingredientes de la receta de Jamming. Y, por supuesto, el público, que interactua, propone temas, interviene y, sin duda, disfruta de un buen rato de mano de unos actores entregados al humor, la improvisación y la diversión (porque sí, se nota que ellos también se divierten mientras realizan su trabajo). No necesitan nada más.


De esta forma, los actores van recibiendo las indicaciones del público (mediante unas tarjetas en las que cada uno propone un título o frase que dé pie a una improvisación) y tienen que realizar un acto en un determinado género (también extraído por el público con las tarjetas de la imagen). Las combinaciones pueden ser infinitas. Desde teatro lorquiano o shakesperiano sobre las ventajas y desventajas de internet, hasta diatribas sobre si el pavo es o no fiambre con estilo africano, de terror, lenguaje de telenovela o como una comedia romántica. O a lo Torrente también, por qué no, o en forma de musical o como si fuese una película de Quentin Tarantino. Todo lo que se le ocurra al público tiene cabida en Jamming. Nada se queda fuera. 

El resultado es un espectáculo fresco en el que no parar de reír durante una hora y media. Un sinfín de chismes, situaciones absurdas y sátira. La intervención del público, además, proporciona el aspecto diferencial entre cada una de las funciones del espectáculo. Ninguna función es igual que las anteriores, cada noche de Jamming es única. Quizás por eso (porque permite al público repetir) se haya mantenido en cartel durante tanto, tantísimo, tiempo y siga, a su vez, atrayendo nuevo público.

Jamming es algo distinto. Un espectáculo sorprendente, en el que todo se combina y se retroalimenta, en el que no hay lugar para los tópicos, o sí, pero de una forma totalmente novedosa (por antitético que pueda parecer utilizar el término tópico para hablar de algo nuevo). El cliché se rompe, el público ríe, las tarjetas con títulos y situaciones vuelan hasta el escenario... Y Jamming se despide, otra temporada más, desde la noche madrileña. No es seguro que vuelvan, en teoría nunca lo es; sin embargo, si lo hacen (espero que sea así), tengan en cuenta la posibilidad de pasar una noche con ellos. No decepcionan, es una opción clara para pasar una noche muy divertiding.

Toda la información sobre Jamming en www.jammingweb.com

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