Crítica publicada en Esencia Cine
Parece obvio que un ataque al corazón nunca es un suceso agradable en la vida de nadie. Sin embargo, cuando en su cincuenta cumpleaños la vida sorprende a Antoine, uno de los protagonistas de Barbacoa de amigos, con este regalo, todo cambia para él. La recomendación del médico es clara: tendrá que cuidarse un poco más que hasta ahora. Pero Antoine, cansado de la “buena vida”, decide que ya es hora de hacer lo que le apetece y cambia por completo sus hábitos.
Eric Lavaine consigue dar pie de esta forma tan sencilla a los problemas y preocupaciones de una generación. Los protagonistas de su película son unos amigos que rondan la cincuentena (excepto uno), tienen familias, hijos y disfrutan de la vida en compañía los unos de los otros. Resulta importante en este aspecto la inclusión del fútbol (casi todos acuden al estadio del Olympique de Lyon cada domingo) como lazo de amistad.
La vida ha tratado a cada uno de una forma muy distinta, los caminos que han ido tomando han sido variopintos; sin embargo, cada verano la carretera y el afán de no perderse los unos a los otros les llevan a pasar las vacaciones juntos. La película retrata esas vacaciones veraniegas de grupo, pero el punto de inflexión que ha supuesto el ataque de Antoine, y su rebeldía adulta posterior, llevarán la incomodidad al resto de acompañantes.
El director francés indaga en la problemática usual de la generación que retrata: divorcios, incompatibilidades de pareja, la quiebra de la empresa de uno de ellos o las dificultades para comunicarse con los hijos, entre otras. Barbacoa de amigos entra de pleno en ese terreno, pero lo consigue hacer con un humor sutil y fresco que ayuda a que la película se desahogue y toque de múltiples maneras al espectador.
Barbecue expone, mediante la contraposición de actitudes (Antoine y su mujer, el matrimonio divorciado, el matrimonio que discute continuamente), lo que supone la amistad y el amor cuando han pasado tantos años. Al final, el espectador descubre que todos los personajes tienen algún secreto. Con los años, parece ser inevitable. Y el cineasta consigue hacer llegar el mensaje de que la amistad consiste en callarse algunos de ellos por el bien de los demás. Por tanto, Barbacoa de amigos supone un retrato bastante agudo y ácido de la amistad cincuentona; de los amores y las pasiones, de cómo la vida nos hace cambiar de opinión y de actitud con el paso de los años, o de cómo es necesario sobrellevar todos los defectos de aquellos a los que amamos y nos rodean. Porque, al final del camino, resulta que nadie, absolutamente nadie, es perfecto.
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