Crítica publicada en Esencia Cine
Atlántida Film Fest
Un grupo de jóvenes que comparten un trauma del pasado se reúnen en una casa de campo. El director Leonardo Brzezicki aporta su granito de arena a ese tipo de historias que son casi un género en sí mismas. Historias en las que el pasado se adhiere al presente y lo parasita hasta hacer de él un ente enfermizo.
Noche relata el reencuentro de unos jóvenes con el fin de homenajear a su amigo Miguel, que se suicidó no hace demasiado tiempo. El homenaje consiste en escuchar las grabaciones que dejó poco antes de poner fin a su vida. El ambiente viciado de la casa, en la que resuena la voz del difunto, los recuerdos y la tensión harán que pronto empiecen a aparecer las rencillas y las historias del pasado reciente.
Desde la sucesión inicial de planos que abre la obra, Noche nos introduce en un entorno hostil, de cierto aire lovecraftiano, que envuelve los sentidos del espectador. La construcción del espacio es aterradora; los bosques oscuros, las ciénagas, el sonido del río y las grisáceas nubes proporcionan una atmósfera amenazante que perdura durante toda la obra.
El cineasta se apoya en las transiciones y el trabajo de montaje para divagar con agilidad entre el pasado y el presente, que se funden de la misma manera que lo hacen las secuencias. El guión, bien armado, con una mezcla de dosificación y elipsis, compone poco a poco el puzzle del pasado de los personajes y dibuja un ambiente tan cerrado y hermético que llega incluso a agobiar y a proporcionar ratos de cierta angustia.
El trabajo de Max Ruggieri en la dirección de fotografía –gris, tenebrosa y lóbrega–, así como el de Ismael Pinkler en el apartado musical –distorsionador, agobiante y tormentoso–, contribuye a crear la sensación de desconcierto e incertidumbre que se apodera de la narración. Las grabaciones del difunto, alternadas con el presente de los personajes, completan el círculo y cierran una película hipnótica y perturbadora.
En el trabajo interpretativo destaca una Flavia Noguera que se mimetiza totalmente con el desasosiego del entorno. La actriz consigue golpear con su mirada; durante todo el film aparenta guardar algo oscuro en la claridad de sus ojos. La joven intérprete destaca tanto en las secuencias más sombrías, como en aquellas en las que baila liviana o aparece como una persona quebradiza. Su personaje, siempre en el filo de la duda y la certeza, de la dureza y la fragilidad, es quizás el que mejor representa esa inquietud que gobierna la película desde la primera secuencia. Noche es una película diferente, que nos hace deambular entre el thriller, el terror psicológico y el misterio, siempre con el cuerpo ligeramente sobrecogido, hasta llegar a un final poético y silencioso que genera nuevamente duda y desconcierto.
0 comentarios :
Publicar un comentario