Crítica publicada en Esencia Cine.
Entrevistas, declaraciones de las personas implicadas en la creación de ese cine español que rara vez se llega a ver fuera de los circuitos alternativos de exhibición, y, en definitiva, mucho cine. Porque en Baratometrajes 2.0 se respira cine por encima de todas las cosas. Con multitud de cineastas y nombres, el cine independiente desfila por la pantalla y deja cierto poso en el espectador.
Con una estructura hilvanada por una serie de románticos fragmentos en los que los participantes responden a una pregunta: ¿cómo sería un mundo sin cine?, la película indaga en los mecanismos de producción, distribución y exhibición, a menudo complejos y difíciles de entender, en los que se ven obligados a moverse aquellos directores que trabajan en los márgenes de la industria cinematográfica española.
El documental, dirigido por Daniel San Román y Hugo Serra, con guión de Rosa Cabrera, ni juzga ni opina. Siempre queda la implicación de la opinión en la toma de decisiones sobre quién aparece y quién no, o a quién se deja y a quién no en la sala de montaje, pero lo cierto es que en Baratometrajes 2.0 nos exponemos, ante todo, a las opiniones personales de cada uno de los cineastas que aparecen. El equipo, por su parte, permanece al margen de las declaraciones en la medida de lo posible.
Los crecientes modelos de distribución, las salas alternativas, denominadas en muchas ocasiones “otras pantallas”, o la autoproducción, salen a debate en las conversaciones que vertebran el documental. Nombres emergentes como Tina Olivares (Esperando Septiembre), Chiqui Carabante (12+1, una comedia metafísica) o Alfonso Sánchez y Alberto López (El mundo es nuestro), entre otros, se alternan con otras voces –no directores, pero sí hombres y mujeres de cine– que comparten sus visiones sobre la industria y el extenso trabajo que se lleva a cabo en los márgenes de la misma. Es el caso de Pedro Barbadillo, de CineCiutat (Barcelona), Fernando Lara o Jaume Ripoll (Filmin), por citar sólo algunos, que aportan otras perspectivas sobre lo que está aconteciendo en el denominado “otro cine español”.
Más allá de la propuesta, muy didáctica y lejos de complejidades de forma o contenido, hay algo que hace aún más interesante a Baratometrajes 2.0. Se trata de su función de catálogo de producciones. Una vez haya visto la película, es muy probable que el espectador salga con ganas de adentrarse en algunas de las cintas que aparecen citadas en el documental (recomiendo llevar papel y boli). Esta obra da voz a muchos cineastas que tienen muy difícil, por las condiciones en las que se encuentran, el acceso al público. La película de Daniel San Román y Hugo Serra trata de acercar este tipo de cine al público que acuda a ver su película.
Baratometrajes 2.0 es, por tanto, una propuesta de metacine más que interesante, tanto para aquellos que conozcan cómo funcionan los mecanismos de la industria y los nombres que emergen al margen de la misma, como para los que se aproximen a ella sin tener ni idea. Cine sobre el cine, cine con vocación, cine con ilusión, cine de bajo presupuesto, cine con pocos medios, cine sobre el que “no se ve”; se puede llamar de mil maneras, las etiquetas al final son lo menos relevante, pero ante todo podemos decir que Baratometrajes 2.0 es cine.
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