11 abril 2014

'Miel', amargo antídoto

Crítica publicada en NoSóloGeeks

El 9 de febrero de 2009 fallecía Eluana Englaro en una clínica italiana tras dieciocho años en estado vegetativo y una larga lucha de su padre por evitar que tuviese que “vivir” en esas condiciones, en las que aseguraba que no querría hacerlo. Los días anteriores, los medios se hacían eco del caso de la joven, que había quedado en coma irreversible tras un accidente de tráfico. La controversia sobre el delicado tema de la eutanasia alcanzaba un eco mediático sin precedentes.

Cuatro años después, la actriz Valeria Golino debuta en la dirección con una película bajo la que subyace el mismo tema. La primera secuencia de Miel, de bella factura, ya aporta la esencia de la película. Y lo hace sin apenas mostrar nada, sugiriendo su condición con una delicadeza digna de elogio. Miel es el nombre en clave de Irene, una mujer de 32 años que se dedica a ayudar a enfermos terminales a terminar con su sufrimiento y morir cuando esta es su voluntad.

La película de Golino supone una auténtica bofetada en el rostro. De una dureza sin artificios, la cinta se adentra por completo en la vida de esta especie de heroína (aunque nunca queda clara esta condición y a veces parece ser todo lo contrario) de los olvidados. Junto al cóctel fatal Miel lleva música a sus clientes para endulzar el trago. El uso de la música, generalmente diegética (formando parte importante de lo narrado), resulta fantástico. No suma, pero tampoco resta, ni un ápice de dramatismo, realidad o crudeza a la historia que acompaña.


A través del seguimiento de Miel (o Irene), Valeria Golino nos muestra diversas opiniones (buenas y malas) sobre los cometidos de su protagonista. Sin embargo, se reserva su opinión, sin situar ninguna opción por encima de la otra. El espectador tiene la última palabra y cada cual podrá sacar sus propias conclusiones. La cineasta no dulcifica la realidad, ni elude la dureza propia del relato; Miel se vuelve muy incómoda por momentos. El espectador comienza a caminar casi de la mano con una protagonista que, pese a hacerlo sobre un hilo finísimo, se mantiene entera con sorprendente facilidad. 

Pese a la crudeza de la historia principal, Valeria Golino se permite ciertas licencias poéticas que sirven como desahogo o vía de escape. El uso de los marcos naturales, los reflejos o las metáforas visuales, que se suceden a lo largo de la historia, dotan a la película de una belleza poética especial por su aparente fragilidad (la escena final es el mejor ejemplo de ello).

El gran manejo de la tensión narrativa, dejando al espectador que sea él quien elucubre sobre cosas que pueden o no pasar, es uno de los aciertos del film. Golino muestra, pero también evita traer determinadas imágenes, que sólo sugiere, a la pantalla. La película se fundamenta en un cambio de la conciencia de Irene cuando conoce a un viejo de 70 años (un gran Carlo Cecchi) que, pese a no padecer ningún mal, desea terminar con su existencia. Lejos de querer involucrarse en el suicidio del hombre, Irene tratará de evitar que se tome los barbitúricos que le ha proporcionado. El cariño y la amistad que empieza a profesarle la llevarán a cuestionar si su labor es realmente lo que ella creía que era. 

En este sentido merece una mención especial la actuación de Jessica Trinca, que dota al personaje de una belleza profundamente imperfecta. La actriz construye con brillantez un personaje complejísimo y repleto de pliegues, transitando con seguridad diversos registros, desde secuencias de flirteo, amor o sexo hasta algunas escenas profundamente dramáticas, pero también otras que funcionan como desahogo cómico. La actriz italiana consigue brillar en todas y cada una de ellas e imprime carácter y solidez a su quebradizo personaje.

Miel es una historia compleja que no elude la polémica en torno a la eutanasia y el derecho a una muerte digna. La ópera prima de Valeria Golino provoca al espectador y a una sociedad que parece aletargada y lo hace siendo conocedora de la crudeza de la historia y la profundidad de las conclusiones que se extraer sacar de ella. Una fantástica película que a veces requiere agarrar la mano de alguien.

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