Crítica publicada en Esencia Cine
Una película que comienza con el Tell me why de los Backstreet Boys, termina con el The funeral de Band of Horses, y entre medias del metraje incluye el Wrecking Ball de Miley Cirus, ni se puede tomar demasiado en serio, ni puede pretender que nadie lo haga. Y eso es exactamente a lo que juega Luke Greenfield en Vamos de polis. La película es una de esas comedias simpáticas, gamberrillas y que no tienen otra vocación más que la de hacer reír durante el tiempo que permanecen en pantalla.
Seguramente nadie se acordará de Let’s be cops dentro de un par de semanas; sin embargo, todos los que la vean pasarán unos minutos hablando de sus gags, chistes o de tal o cual momento de la cinta. Ese es el espíritu de un director que nos habla sobre dos amigos treintañeros en crisis que deciden fingir que son policías.
El artífice de otras comedias como Estoy hecho un animal o La vecina de al lado se pone al frente de Jake Johnson y Damon Wayans Jr en esta buddy film llena de altibajos, que cuenta con la presencia destacada de Andy García entre su elenco. Un guión muy centrado en el gag rápido y el chiste oportuno no descuida en cambio un mensaje subyacente en torno a la amistad y la necesidad de encontrar el camino en la vida y luchar por andarlo.
Greenfield demuestra una adaptación importante a la actualidad, sobre todo en dos momentos-situaciones del film: los sobreimpresionados con las conversaciones de whatsapp, mail y demás tecnologías de la comunicación (algo que se empieza a introducir cada vez más en las películas, sobre todo de este tipo); y el gag musical en el que Miley Cirus cobra un protagonismo latente al sonar su éxito Wrecking Ball. La secuencia se convierte en la más divertida, gamberra y “asquerosa” de toda la película sin duda.
Vamos de polis ofrece, por lo tanto, un rato de diversión sin filtros, una película sin moralejas muy claras, sin ambages; la película de un director que desde siempre ha tomado el camino del humor como forma de expresión. Porque, aunque a veces se menosprecia las comedias que “sólo” nos hacen reír, lo cierto es que son necesarios. Si sólo tuviésemos dramones humanos, ciencia ficción impactante o películas de una talla exquisita, todo sería muy monótono, ¿no creen?
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