23 mayo 2015

'Caza al asesino', la globalización del thriller

Crítica publicada en Esencia Cine


Un estadounidense, un español, una italiana y un británico. ¿Es un chiste? No, es Caza al asesino, aunque lo cierto es que en algunos tramos la película de Pierre Morel roza el humor involuntario a costa de un guión cargado de tópicos de acción e impostura en el diálogo sobre lo social. Desde la apertura, el recurso del telediario para explicar la situación socioeconómica del Congo, país donde comienza la acción, se antoja demasiado artificial; más incluso cuando a lo largo del metraje sirve para contextualizar el avance de la situación a través de la que se desenvuelven unos personajes igualmente impostados. La naturalidad de los entornos y espacios abiertos contrasta con ese carácter excesivamente remarcado que le otorga a los personajes el guión escrito por Don MacPherson, Pete Travis y el propio Sean Penn, que adaptan la novela de Jean-Patrick Manchette (editada en España por Anagrama).


El alambicado tejemaneje de secretos, ataques, corrupción y traiciones deriva hacia un final sorprendente en el peor sentido de la palabra. Pierre Morel abusa del tópico y decide otorgar al espacio una importancia primordial, pero con elementos narrativos demasiado evidentes y cargados de errores y obviedades. La mezcolanza de lugares, una mera herramienta para justificar la coproducción (Reino Unido, Francia, España y Estados Unidos), concluye con una secuencia de persecución, acción y tiros/peleas en la plaza de toros Monumental de Barcelona. Un dato curioso, pero significativo de lo que es Caza al asesino: las banderas que ondean en las cornisas son las de Madrid. No menos flagrante resulta, por ejemplo, el montaje paralelo en el que un torero apuntilla a su contendiente mientras Sean Penn amenaza con caerse de una forma que intenta ser similar. Y así continuamente.

El reciclaje del actor estadounidense en un hombre de acción maduro no encaja. Sin embargo, ayuda a que el resultado no sea tan dañino para su imagen que el resto del elenco (Idris Elba, casi circunstancial en la película; Javier Bardem, tan excesivo que resulta poco o nada creíble; Jasmine Trinca, quizás la más solvente, pero lejos de nivel que ha ofrecido al lado de Bertrand Bonello o en su último papel protagonista en la italiana Miel [Valeria Golino, Italia, 2013]; Mark Rylance o Ray Winstone) no se caracterice, precisamente, por la brillantez de sus interpretaciones. Con pretensiones de denuncia social, mecanismos de acción y necesidad de globalizar su artefacto coproducido, Caza al asesino es un thriller para olvidar.

0 comentarios :

Publicar un comentario