
Crítica publicada en Esencia Cine
La vida de Nade es una guerra con muchos frentes abiertos. Quizás por eso la cámara de Kristina Grozeva y Petar Valchanov que la persigue oscila entre titubeos constantes. Cuando descubre que uno de los niños de los que es maestra ha robado a una compañera y se dispone a dar una lección al culpable, las cicatrices de su vida se abren y la sangre lo cubre todo. La deuda se convierte en irreversible, su marido...