Crítica publicada en Esencia Cine
El reparto de X-Men: Días del futuro pasado y la vuelta del director Bryan Singer a la saga presagiaban éxito a primera vista. Y así es. La película es una de las mejores cintas de superhéroes que se hayan rodado y, sin duda, si El amanecer del planeta de los simios no lo impide, será el blockbuster del verano.
Camuflada en un guión laberíntico y con multiplicidad de historias, la película narra un viaje al pasado de Lobezno para evitar la deriva que ha tomado el mundo actual, inmerso en una guerra abierta entre los centinelas y los mutantes y humanos. Para ello se pone en manos de Kitty Pride y acude al encuentro de los Charles Xavier y Magneto del pasado, enemigos por aquel entonces, a los que tendrá que convencer de que colaboren para su causa.
Singer tiene un talento innegable para entremezclar la acción con el desarrollo psicológico de sus personajes. Es más, en multitud de ocasiones, consigue que estos se desarrollen gracias a esa propia acción. De esta forma, el director alcanza lo que busca sin que la película pierda ritmo en ningún momento. De hecho, X-Men: Días del futuro pasado es frenética.
La inclusión de viajes en el tiempo es siempre un riesgo. Cualquier movimiento en vano puede desenganchar al espectador de la película y dejarlo en un limbo argumental difícil de recuperar. Sin embargo, en la película de Singer, el montaje soluciona este escollo sin problemas. Pese a las múltiples líneas en las que se desarrolla, ensambla todas ellas con una sencillez pasmosa. Esto implica que el espectador no necesite repensar las escenas para saber de dónde proviene cada movimiento y pueda disfrutar plenamente del film.
Porque la nueva cinta de la saga es una película absolutamente disfrutable. Su acción, perfectamente entendida, conjuga a la perfección con los toques de humor que el cineasta dispersa a lo largo de la cinta. En concreto, la secuencia en la que un Evan Peters, pasadísimo de vueltas como Quicksilver, rediseña a su antojo la escena al ralentí es brillante. No obstante, la película de Singer no se queda ahí sino que bucea más allá de lo superficial. El viaje al pasado de Lobezno sirve para entender algo mejor la espinosa relación entre Xavier y Magneto, entre los que se inmiscuye Mística/Raven –gran Jennifer Lawrence–, así como para establecer un nexo de unión entre las entregas clásicas y la primera generación. Quizás, en este sentido, sorprenda la poca importancia que acaparan personajes como Tormenta o Coloso, por ejemplo, si bien es cierto que la decisión beneficia la historia y es comprensible.
X-Men: Días del futuro pasado proporciona ligeras reflexiones, además, sobre la integración –mutantes/humanos– sin llegar a la pedantería en ningún momento. Su reparto eleva la película a cotas muy altas. Todos están brillantes. Cierto que con un reparto que incluye nombres como Michael Fassbender, Ian McKellen, James McAvoy, Hugh Jackman, Ellen Page, Jennifer Lawrence o el genial Peter Dinklage, por citar sólo algunos, era de esperar un buen resultado. La nueva película de la saga es pura acción, adrenalina muy bien entendida que juega sus bazas con inteligencia. El viaje de Lobezno gustará tanto a los incondicionales como a aquellos a los que no les entusiasmen las películas de superhéroes.
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