15 junio 2014

De conflictos, atracos y comedias (16º Festival de Cine Alemán [Días 3 y 4])

Crónica publicada en Esencia Cine
16º Festival de Cine Alemán


Los conflictos y la convivencia cultural han acaparado lo mejor de la tercera y la cuarta jornada del 16º Festival de Cine Alemán, al que le queda una única jornada para clausurarse. Las dos películas más destacadas de jueves y viernes ahondan en conflictos socioculturales, una enmarcada en el barrio turco, la otra en la convulsa plaza de Tahrir de El Cairo.

Ummah – Entre amigos moldea las barreras culturales turco alemanas. El cineasta dibuja un retrato del barrio turco a través de un ex agente secreto que, tras asesinar a dos neonazis en una operación, se muda a un piso en el distrito con mayor número de inmigrantes turcos.

El director golpea mediante bandazos, de lado a lado, tanto a alemanes como a musulmanes. La película se convierte en un alegato por la integridad y la integración de culturas. Lejos de clichés, Cünait Kaya retrata la relación entre el joven y los vecinos. El gran acierto del cineasta se basa en librar a su cinta de prejuicios. Sus personajes son, antes que nada, personas, lo que los engrandece a través de una humanización tan natural como necesaria.

La cámara al hombro, que juguetea con el cine social o de denuncia, alterna el choque cultural, y la problemática derivada del mismo (fundamentalmente representada en la cobertura con un burka de un anuncio de modelos, que recuerda a las acciones de la artista Princess Hijab), con la crítica a la corrupción y los abusos de los cuerpos de seguridad y fuerzas secretas y antiterroristas. 

Y si se habla de represión, cuerpos de seguridad, conflictos y guerra cultural, no se puede obviar la película Art War. El documentalista Marco Wilms se adentra en el Tahrir inmediatamente posterior a la caída del régimen de Mubarak para narrar la conflictividad social a través de las guerras de artistas en los muros de El Cairo. 

Adquiriendo por momentos un tono claramente agresivo, enfatizado por la violencia latente que cobijan sus imágenes, Wilms sitúa el centro, tanto geográfico como temático, en la plaza que albergó las protestas del pueblo egipcio convirtiéndose en ejemplo para otros movimientos mundiales.


La cinta, que alberga ciertos parecidos con The Square, tanto en su contenido como en la estructura formal, muestra las torturas, las revueltas y el conflicto en toda su extensión, colocando la cámara en mitad de la agitación. Marco Wilms arropa las imágenes con entrevistas realizadas a artistas urbanos, performers y partidarios de unos y otros bandos. El arte aparece como una barricada de resistencia, crear arte es disidir. Toda la vida lo ha sido. Toda la vida lo será. Art War también es un fantástico ejercicio de disidencia realizado con mucha inteligencia por Marco Wilms. 

No obstante, no sólo ha habido revoluciones y retratos de barrios con cierta conflictividad o problemática. En estas dos tardes también se han podido ver películas de cierto tono negro como Banklady, o incluso una comedia de instituto, Fack ju Göhte. La primera, que cuenta la historia de la primera mujer de nacionalidad alemana atracadora de bancos. El director Christian Albart realiza un homenaje a la pareja criminal por excelencia, Bonnie & Clyde, en una cinta con cierto aire fallido, aunque con aciertos. Con un montaje que lo único que consigue es hacer más visibles algunos de los errores de narración de la historia, y con unas interpretaciones que no pasan de lo meramente correcto, Banklady supone un acercamiento a los tiempos de la liberación femenina, casi como metáfora de la historia central del film. Sin embargo, pese a las expectativas levantadas en torno a la obra, no supera las previsiones y se queda nadando en agua de nadie.

Fack ju Göhte, en cambio, contaba con muchas menos expectativas. La comedia es una suerte de continuación en la línea argumental de cintas como Bad Santa y, sobre todo, Bad Teacher. Bora Dagtekin se sumerge en un instituto de secundaria de la mano de un ex presidiario que comienza a trabajar como profesor para desenterrar un dinero del pasado que se encuentra bajo el colegio. En la película se encuentran todos los tópicos: la profesora cursi y boba que no consigue domar a los alumnos, la profesora estrella, la directora estricta y los alumnos descarriados y gamberros. Por supuesto, el nuevo profesor aporta el punto díscolo que, finalmente, encauzará a los chavales y ayudará a la profe cursi a hacerse con el mando. Nada nuevo, todo muy trillado ya. Sin embargo, Fack ju Goehte tiene un gran acierto en el uso de su jukebox. El film ofrece una banda sonora fantástica, estratégicamente utilizada para aportar cierta información, más sentimental que argumental a veces, a la historia principal. Una comedia ligera y agradable que no pasa de ahí. 

Queda sólo un día de festival y el 16º Festival de Cine Alemán será historia. La edición del evento está consiguiendo acaparar la atención del público que, incluso en plena celebración del Mundial de fútbol, casi llena la sala en todas las proyecciones. Veremos qué nos ofrece la última jornada, pero hasta ahora, lo visto está siendo más que satisfactorio.

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