Crítica publicada en Esencia Cine
La mitología se define según la RAE como el “conjunto de mitos de un pueblo o de una cultura, especialmente de la griega y romana; y como el estudio de esos mitos”. Para cualquier mortal que se precie, la mitología es una fábula a través de la que se explica un pasaje de la historia antigua. Su credibilidad depende de los oídos que escuchen, como casi todo. Brett Ratner (El dragón rojo, X-Men: La decisión final, Hora punta) ha entendido a la perfección la ambigüedad de la mitología y, de la mano de la novela gráfica Hercules: The Tracian War, ha trasladado su versión a la gran pantalla en esta película que desborda acción a cada minuto.
El acercamiento al héroe es diferente a lo que estamos acostumbrados (aunque cada vez se utiliza más esta especie de doble capa para representar sus pliegues): Hércules, para todos hijo de Zeus, no es más que un mercenario que disfruta compartiendo campo de batalla con su fiel grupo de guerreros y mirando a la cara a la muerte, como llega a deslizar en una línea del guión. Tras la pérdida de su familia y su destierro de Atenas recalará en un enclave en guerra para ponerse al servicio de un rey en apuros, interpretado en la película por el actor John Hurt.
Pese a ciertos tramos plomizos, el director consigue dotar a la película de un ritmo bastante constante, entrelazando escenas de acción rodadas con buena mano con momentos de calma y toques de humor, protagonizados casi todos por un Ian McShane que disfruta su papel y hace disfrutar al espectador. Por si fuera poco, la música a cargo de Fernando Velázquez inocula la tensión y la adrenalina de cada secuencia con dosis medidas de tambores, timbales y percusiones varias.
Dwayne “The Rock” Johnson se mete en la piel del héroe con naturalidad y se complementa bien con el resto del elenco, en especial con la noruega Ingrid Bolso Berdal, en el papel de Atalanta, con el citado McShane y con Rufus Sewell, que interpreta a Autolicus, su guerrero más leal, casi un hermano para el mercenario. Completan el elenco un descafeinado Joseph Fiennes, maquilladísimo y de apariencia extraña, y unas apariciones muy breves de la modelo Irina Shayk (cinco planos que ni de lejos justifican el gancho).
El nuevo Hércules de Brett Ratner aporta exactamente lo que se espera de un nombre de la talla del director, es decir: buenas escenas de acción y batalla y un ritmo trepidante que no permite salir del contexto en ningún momento (aunque en esto tengo reservas sobre su consecución o no a lo largo del metraje).
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