23 septiembre 2014

El cine español elige abanderada

Esta semana, concretamente el miércoles 25, la Academia de Cine anunciará cuál es la película que peleará por colarse en la carrera por el Oscar a mejor película de habla no inglesa en la siguiente edición de los premios. Tres son las candidatas preseleccionadas; tres películas de índole dispar, pero de calidad incuestionable, más allá de que puedan gustar más o menos. Cada una tiene unos signos, unos rasgos y unas virtudes (seguramente también defectos, claro) que las sitúan como dignas corredoras de la carrera. Vivir es fácil con los ojos cerrados, El niño o 10.000 km, ¿quién será la que represente al cine hecho en España?


En un año en el que el cine patrio está dando bastantes alegrías –muchas películas por las que sentirse orgulloso, en palabras de un gran amigo– quedan fuera películas de incuestionable nivel. Se me viene a la cabeza la enorme Hermosa juventud de Luis Rosales, y dos a las que todavía se espera, y que ahora mismo compiten en la Sección Oficial del Festival de San Sebastián; La isla mínima y Magical Girl, además de algún otro título que se espera con ganas. En cualquier caso, las elegidas son las que son y no toca pararse a imaginar cómo habría sido todo si hubieran sido otras.

La película de David Trueba ostenta el honor y el respaldo de saberse la auténtica ganadora de la pasada edición de los Goya, en la que recibió seis estatuillas (película, director, guión, actor principal, actriz revelación y música original), pese a no ser la mejor de las candidatas. Además, Trueba es poderoso en su imagen y la película sería una gran defensora del cine español, pero no se sabe si todo esto será suficiente para ello. A su favor juegan el gran recibimiento tanto de la crítica como del público (sobre todo tras su noche en los Goya) y la universalidad de esa búsqueda constante de los sueños que personifica un gran Javier Cámara. En su contra, el tiempo (hace mucho que se estrenó y las dos rivales están algo más recientes) y la menor profundidad argumental frente a alguna de sus competidoras. Como ya se dijo en los Goya, a pesar de ser una película muy grata y de inmensa calidad, sería la “opción cómoda” (en aquella noche lo fue contra producciones bastante más arriesgadas como Caníbal o La herida).

El niño, por su parte, cuenta con el beneficio de ser la película más “americana” (entiéndanse las comillas) de las tres precandidatas. Un diseño de producción muy acertado y un argumento más hollywoodiense, por así decirlo, con persecuciones, acción e idas y venidas policiales, lo acercan al thriller que nos suele llegar de allí. Sin embargo, pese a que esa internacionalidad que trasluce el film juega un papel importante en su trama, la localización geográfica de la historia en el estrecho de Gibraltar limita, pienso, el impacto de la misma fuera de nuestras fronteras. El film de Daniel Monzón combina el nervio y la fuerza narrativa propios del thriller con una historia de amor “para todos los públicos” (made in Telecinco), a todas luces innecesaria, que lastra y empobrece el resultado del conjunto. 

Por último, en 10.000 km nos encontramos ante una de las irrupciones cinematográficas más bellas y poderosas de los últimos años. La ópera prima de Carlos Marqués-Marcet sitúa al espectador entre las sábanas –a veces de forma literal– de una relación que se empieza a resentir cuando ella tiene que dejar Barcelona y marcharse un año a Estados Unidos. Natalia Tena y David Verdaguer completan dos actuaciones de las que tocan la fibra y elevan el film un peldaño más. La temática universal de la cinta –el amor siempre se mueve en torno a mecanismos similares–, la delicadeza de la historia y la sutileza con la que se cuenta, convierten a 10.000 km en la candidata con más posibilidades de triunfar en los Oscars en caso de ser seleccionada. Notablemente superior a sus competidoras, la película de Marqués-Marcet cala profundo y gana enteros en la memoria a medida que pasan los días desde el visionado. Sin embargo, se puede casi asegurar que es la película que menos opciones alberga de representar a España (ni lobby, ni renombres, ni apoyos de grandes cadenas, la respaldan).


Habrá que esperar atentos lo que sucede el día 25 en la calle Zurbano, cuando se anuncie cuál será la candidata final que desfilará por la alfombra roja del Teatro Kodak. Entonces, la que se anuncie en rueda de prensa será la que represente todo el cine español que se ha hecho en esta temporada y pelee por colarse entre las cinco nominadas. Mientras tanto, es tiempo de opiniones, argumentos y posicionamientos. Y yo, aprovechando un tuit de Nacho Vigalondo, me mojo con mi favorita.

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