Crítica publicada en Esencia Cine
En una semana en la que apenas hay estrenos destacados, surge una película que sorprende en todos los sentidos. Es lo que ocurre con la última cinta de Jon Favreau, antaño director de aventuras de ciencia ficción, vaqueros y aliens y superhéroes de hierro, que reaparece con Chef, una divertida comedia que habla sobre las relaciones entre un padre y su hijo y se adentra en diversos temas de actualidad.
Carl Casper, un reputado chef en horas bajas, acaba de perder el trabajo después de una bronca con el propietario del restaurante en el que trabaja (Dustin Hoffman). Empujado por su ex mujer (Sofía Vergara) emprenderá una aventura laboral al reformar una furgoneta y lanzarse durante todo el verano a recorrer el país de punta a punta vendiendo su comida. Le acompañarán en su viaje su mejor amigo (John Leguizamo) y su hijo de diez años, al que tratará de enseñar los secretos de la cocina de cada lugar que visiten.
Chef se sumerge con tono de humor en las turbulentas relaciones humanas y familiares. Hay algo de tópico en la relación fracturada del padre con el hijo, pero el director lo resuelve situando al joven en una posición en la que tenga algo que enseñarle a su padre (no como ocurre en muchos otros títulos, en las que lo único que proporciona el joven son momentos tiernos que rozan la cursilería). En este caso, el pequeño se erigirá como un pilar fundamental en el nuevo negocio gracias a su manejo del social media, cuyas herramientas empieza a utilizar sin que sus “compañeros” lo sepan para terminar convirtiéndose en el principal reclamo de la nueva empresa. Una brillante lección sobre el uso de redes sociales y creación de imagen de marca a través de las mismas por parte del chaval. De esta forma, el intercambio está al mismo nivel (uno ofrece clases de cocina, el otro de marketing), nada de cursilerías ñoñas, cariñitos y demás clichés que suelen aparecer cuando hay niños de por medio.
Favreau se sitúa como protagonista, apoyando su peso en los dos personajes que lo acompañan, pero apuntalando su obra con otros grandes nombres en papeles de menos entidad, pero igualmente importantes. Sofia Vergara es la cuarta en discordia, en un papel interesante pero demasiado típico en esta actriz; por debajo se colocan intérpretes de la talla de Scarlett Johansson, el propio Dustin Hoffman, Oliver Platt, Robert Downey Jr. o el televisivo Bobby Cannavale. Estrellas que permanecen en la sombra para brillar sólo en momentos puntuales, beneficiando así a la película y al desarrollo de la historia principal.
El film pone a trabajar la maquinaria de la comedia romántica al servicio de una historia de unos amores nada tópicos: el de un padre por su hijo y la pasión por lo que uno hace (el nuevo trabajo en la caravana supone un hálito de vitalidad frente al tedioso restaurante). La película acaba por ser un bromance de amor paterno filial (y, si incluimos en la ecuación, al personaje de Leguizamo, una buddy film al uso) con una reflexión interesante sobre el salto generacional (fundamentalmente representada en los usos de la tecnología). Entretanto, la historia discurre entre ciudades, realizando una breve panorámica cultural de lugares menos cinematográficos (Nueva Orleans, por ejemplo), reflexionando levemente sobre la condición de la crítica cultural (en este caso la culinaria) y apoyándose en una fantástica banda sonora que consolida y fortalece la historia central.
Chef es una feel good movie absoluta. Pero una con cierto aire especial; si bien es cierto que la principal pretensión será divertir al espectador, entre líneas se puede leer un mensaje interesante e íntimo. Quizás por eso, pese a que el final esté telegrafiado (aunque el giro está bien planteado y sea, en cierto modo, distinto), sonreímos y nos dejamos sorprender por ese salto temporal.
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