Crítica publicada en Esencia Cine.
Lili se mira en un espejo y pulsa con insistencia el interruptor de la luz, que se enciende y se apaga, dejando entrever a fogonazos cómo las lágrimas se derraman por sus mejillas. Es uno de los varios momentos en los que Family Tour, primer largo de ficción de Liliana Torres, se entremezcla con el videoarte.
El personaje de Lili es lo único totalmente ficticio de la película. La cineasta se sirve de la realidad para crear la ficción, gracias al trabajo de actores no profesionales –su propia familia–, que se complementa con el de Núria Gago, la única actriz de profesión del elenco, interpretando a la propia directora en el seno familiar.
A caballo entre la ficción y el ensayo documental, la película desgrana las sensaciones que invaden a Lili cuando vuelve de Méjico para pasar unos días con su familia. Los reencuentros con viejos amigos y parejas, las conversaciones perdidas y el pasado que dejamos atrás desfilan mientras ella sigue su camino y ve como todo se escapa sin que pueda hacer nada por retenerlo.
La pérdida de la inocencia, uno de los temas vertebrales de la película de Liliana Torres, es representada de forma poética en la pieza de video –otra vez el videoarte– que la protagonista realiza como acompañamiento gráfico a un concierto de una amiga. En el video, la joven se pone y quita ropa, se viste y se desnuda con las prendas de su infancia, quedando patente que ya no cabe en ellas, que ha crecido, que ha perdido aquella edad para siempre.
Como ya se pudiese ver en anteriores trabajos como el corto Anteayer, en la obra de Liliana Torres hay una predominancia de los diálogos, a través de los que se conocen el carácter de los personajes y sus confidencias. Gracias a ello se puede advertir a Lili como una mujer aparentemente rocosa y terca, que, sin embargo, en ocasiones, deja ver sus momentos de flaqueza (el encuentro con la prima que le regala una pulsera). En este sentido funciona muy bien la relación que tiene con su hermana, personaje interpretado por Noemí Torres –la propia hermana de la cineasta–, que adquiere una química muy especial con Núria Gago que ayuda a conocer mejor las interioridades del personaje.
Liliana Torres completa un trabajo valiente, tanto por la manera de llevarse a cabo, con un presupuesto limitadísimo y actores que no lo son, como por la representación de su familia que transciende la pantalla. El desenfoque selectivo que aplica en muchos de sus planos parece una metáfora de esa representación, un aviso al espectador, como si desde el principio quisiese dejar claro que lo que muestra es exactamente lo que ella ha querido descubrir, lo que le ha servido para llevar a cabo esa ficción, y no todo lo que podría haber expuesto.
Cabe destacar el trabajo de Núria Gago como auténtica protagonista de la historia. La actriz barcelonesa ríe, llora, se asombra y, en definitiva, da vida a una chica que deambula por una ciudad que, pese a ser la suya, cada vez le resulta más extraña.
Family Tour es una producción que habla sobre la familia, las relaciones y el paso del tiempo, que flota entre lo real y lo impostado, entre la comedia y el drama, entre la ficción y el documental. Una buena ópera prima de Liliana Torres.
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