29 diciembre 2013

'La vida de Adèle', retrato de todas las desnudeces

El fotógrafo de moda Herb Ritts basó gran parte de su fotografía en el retrato del desnudo. En una de sus mejores imágenes aparece Cindy Crawford de medio lado, ocultando con la mano su pecho. Cuando se está ante la copia original, se llega incluso a apreciar cómo la actriz tiene la piel de gallina en la parte baja del pecho que se tapa. Ese detalle aporta la desnudez total a la imagen. En La vida de Adèle vemos a las actrices desnudas con bastante asiduidad a lo largo del metraje; pero no es esa desnudez carnal la que aporta el dramatismo a la película, ni siquiera en lo que más se detiene la cinta ganadora de la Palma de Oro en Cannes.

La película nos muestra dos personajes, dos mujeres: Adèle y Emma, Emma y Adèle. En la adolescencia de Adèle tienen lugar una serie de encuentros con Emma que la llevan a replantearse todo lo que había aprendido hasta ahora. El descubrimiento de nosotros mismos, de la personalidad, a través de la sexualidad, pero también del amor y sus varapalos, es uno de los pilares en los que se apoya la película.


El director franco tunecino Abdellatif Kechiche nos muestra una historia de amor, de rencillas y de la posterior e inevitable desolación, en la que las fases de una relación resultan reconocibles para cualquiera. En el fondo, Adèle está encarnando una imagen de la universalidad. El cineasta da mucho peso a las escenas sexuales con planos explícitos, motivo por el que se ha denostado la película en determinados círculos críticos. Pero en realidad la exposición de los personajes es mucho mayor en el terreno emocional sobre todo en el caso de una Adèle que pasa de la risa a la mueca o del llanto a la incertidumbre con una facilidad pasmosa. 

La actriz Adèle Exarchopoulos –gran descubrimiento– es el pliego del que se sirve Kechiche para imprimir la fotografía igual que lo haría Ritts. Su rostro, expresivo, sin aspavientos, le ofrece un papel y carta blanca para narrar su evolución desde que conoce a Emma hasta el final de la historia. Su cuerpo, cándido a la vez que ardoroso, la carnalidad que exige el romance y el descubrimiento de la sexualidad con todas las consecuencias. Exarchopoulos brilla por encima de su compañera Léa Seydoux y sorprende con una actuación desbordante en la que se desnuda tanto física como emocionalmente. 


La vida de Adèle es una interpretación libre de El azul es un color cálido, novela gráfica de Julie Maroh, que plantea un inicio y un final mucho más dramáticos que la película, aunque con menos empaque. La película supera a la novela, expresando la derrota desde un punto de vista más humano, con menos artificios, ayudada en la propia interpretación de las dos actrices.

La naturalidad con la que la cámara filma la relación es uno de los puntos fuertes de la cinta. Destaca en este aspecto cómo la cámara del director, con primeros planos a menudo dinámicos, busca filmar cada ápice de los encuentros entre las protagonistas. El apartado musical –y sonoro– es otro de los puntos que contribuyen a crear esa atmósfera de naturalidad. No hay banda sonora, la música es diegética y sólo responde a la necesidad de ella en escenas como la manifestación estudiantil en la que Adèle baila y canta. Lo demás se filma con el silencio (y los sonidos) que habría en la escena si se filmase en la vida real, destacando el sexo –besos, mordiscos y revolcones que suenan como en cualquier cama– y los momentos en los que la derrota es más que visible en el rostro de la protagonista –el encuentro en la cafetería, por ejemplo–.


El pasado literario determina que en la derrota hay más poesía que en la victoria. Y en el desamor, mucha más que en el amor. La vida de Adèle es una historia de un amor que lleva al desengaño, un amor juvenil que, inherente a él, lleva el aprendizaje, la aceptación de la verdad, el pesar y la congoja. Nada tiene que ver el lesbianismo aquí. Los guionistas, Abdellatif Kechiche y Ghalia Lacroix, se limitan a contar la historia de amor entre dos mujeres, pero no reflexionan sobre el lesbianismo (salvo, quizás, en la escena de la pelea en el instituto). Ni sientan cátedra, ni hacen una película reivindicativa de nada. No les interesa. El amor y el desamor, sobre todo este último, son los elementos que vertebran toda la obra, y como dice uno de los personajes, por tópico que suene: “el amor no entiende de géneros”.

Ficha técnica
Dirección: Abdellatif Kechiche. Guion: Ghalia Lacroix y Abdellatif Kechiche (historia original: Julie Maroh). Fotografía: Sofian El Fani. Música: Varios. Interpretación: Adèle Exarchopoulos, Léa Seydoux, Jérémy Laheurte, Sandor Funtek, Alma Jodorowsky, Mona Walravens, Salim Kechiouche. País: Francia. Estreno: 25 de octubre de 2013. Distribución: Vértigo Films. Duración: 180 minutos. Género: Drama.

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