09 diciembre 2013

'La grande bellezza', sobre lo bello y lo verdadero

Cuando los ataques de insomnio le impedían dormir y la inspiración le era esquiva, Charles Dickens salía a caminar por la noche. Lo hacía sin un rumbo aparente, con el único propósito de observar la ciudad. Hay leyendas que cuentan cómo una noche llegó a completar treinta kilómetros de camino antes de volver a casa. Jep Gambardella también es escritor, también busca inspiración y también camina. Camina mucho. Y el movimiento de cámara de Paolo Sorrentino lo acompaña por una Roma decadente a la que dedica un canto lírico y melancólico en su última película La grande bellezza.


Roma se erige como una protagonista más de este film desde el minuto uno. La película se abre con un parque lleno de paz en el que se sólo oye un coro de mujeres y se ve un grupo de turistas japoneses. De repente, uno de ellos se aleja del grupo y cuando se dispone a hacer una fotografía, cae redondo frente a la belleza de Roma, en una alegoría del síndrome de Stendhal. La película completa uno de los inicios más potentes que he visto nunca. Y lo rompe de una forma brillante. La primera aparición en escena de Jep, al ritmo de Raffaella Carrá y David Guetta en su fiesta de cumpleaños, es antológica. 

Y hablando de fiestas y música, hay que recalcar el apartado musical, que a lo largo de todo el film es sobresaliente y supone un plus para el conjunto de la obra. La banda sonora se permite el lujo de mezclar nombres como Damien Jurado con ópera, y de intercalar ésta con la citada Carrá, Bob Sinclair o el reggaetón (el mítico “mueve la colita”) de las fiestas en las que Gambardella vuelve a su juventud.

Sin embargo, la apacible vida del escritor y periodista no es para nada lo que él creía hasta ahora. Los gin-tonics y las fiestas en su ático con vistas al Coliseo sólo ocultan una realidad: ya es un sexagenario, por mucho que se empeñe en aparentar lo contrario, y de su última y única novela pasan ya más de dos décadas.

Es entonces cuando Gambardella trata de buscar la inspiración, esa gran belleza que le lleve a escribir su segunda novela. Y lo hace en una ciudad que ya no es la sombra de lo que fue, llena de máscaras e impostores –él también tiene ese aire cínico y tramposo– como es la Italia berlusconiana, de la que da buena cuenta. En su camino se encuentra con todos los estratos sociales: prostitutas, escritores y periodistas, cardenales y monjas, gente de dinero y gente sin dinero, capitalistas sin escrúpulos, magnates y mangantes de todo tipo… Y turistas. “Los mejores habitantes de Roma son los turistas”, asegura Jep en una de los diálogos llenos de pedantería que mantiene con su círculo de amistades. 

El tándem formado por Paolo Sorrentino, que roza la excelencia en la dirección, y Toni Servillo es todo un acierto. No en vano, Servillo es una apuesta segura para el cineasta, que ya había contado con él anteriormente. La interpretación del actor en esta cinta no hace otra cosa que otorgarle la razón a Sorrentino. El personaje de Jep constituye, además, un tributo al Marcello de La dolce vita de Fellini, película que se respira en cada plano y línea de guion, y sobre todo con su estructura narrativa fragmentada que rompe con lo tradicional.

La grande bellezza es una oda excesiva, vitalista y divertida, a la vez que cruel y amarga, a la Roma del siglo XXI, en la que Gambardella es una personificación del cinismo y la decadencia que la pueblan. Las imágenes de la ciudad que acompañan a la historia lo corroboran, gracias a una fotografía limpia de Luca Bigazzi. Sólo cuando el escritor se ve rodeado de muerte, enfermedad y destinos trágicos, abre los ojos para darse cuenta de que esa gran belleza que anda buscando se encuentra en un instante del pasado que no volverá. Y entonces asistimos a su descubrimiento de la verdad: quizás esa Roma ya no sea para él, quizás el mago al que acude a visitar, en un pasaje muy onírico, pueda hacerle desaparecer de allí. Tal vez toda la impostura se reduzca a cero al final y no valga para nada. “Roma me ha decepcionado”, dice el personaje al que interpreta un sublime Carlo Verdone en esa misma escena, la de la jirafa.

Sorrentino rinde un fantástico homenaje tanto a Roma como a Federico Fellini en una película que reflexiona sobre lo bello y lo verdadero, la vida y la muerte, la enfermedad, el paso del tiempo, las relaciones humanas o el baile de máscaras al que asiste la sociedad contemporánea. Cuando el final de la película llega, la cita de Céline con la que se inicia ha cobrado todo el sentido y nos despedimos de La grande bellezza con un último paseo agradable por el río. Y con el poso que deja en el recuerdo.


Ficha técnica
Dirección: Paolo Sorrentino. Guion: Paolo Sorrentino y Umberto Contarello. Fotografía: Luca Bigazzi. Música: Lele Marchitelli. Interpretación: Toni Servillo, Carlo Verdone, Sabrina Ferilli, Pamela Villoresi, Galatea Ranzi. País: Italia. Estreno: Mayo de 2013. Estreno en España: Diciembre de 2013. Distribución: Wanda Vision. Duración: 142 minutos. Género: Drama, comedia.

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