“Todas las familias felices se parecen, pero cada familia infeliz lo es a su manera”. El principio de Anna Karenina podría condensar perfectamente las dos horas de metraje de la película Agosto, en la que una familia repleta de infelicidad, los Weston, se reúne para solucionar la extraña desaparición del padre.
El escenario de la película se convierte pronto en un elemento narrativo cerrado a cal y canto, casi claustrofóbico, donde los miembros de la familia sueltan y liberan sus miserias. En apenas unos minutos la pantalla se ha inundado de enfermedad, adicción, incesto y todo tipo de relaciones insanas que convierten la reunión en una auténtica locura insalubre. Los gritos histriónicos de Meryl Streep, demasiado saturada ya, contribuyen de manera importante a ello.
Sí brillan, en cambio, otras dos mujeres, que acaban por ser lo poco destacable de esta película. Se trata de Julia Roberts, en un papel dramático en el que se desenvuelve con sorprendente fluidez, y una comedida Julianne Nicholson, que da vida al personaje con mayor sensibilidad entre la total ausencia de ella en la mesa familiar.
Sorprende, en el lado opuesto de la mesa, lo desaprovechado que queda un magnífico reparto, casi fortuito y circunscrito a un par de momentos de protagonismo en toda la cinta. Actores de la talla de Ewan McGregor, Benedict Cumberbatch, Juliette Lewis, Margo Martindale o incluso la joven Abigail Breslin, quedan en un segundo plano, a la sombra del dúo Streep-Roberts, y dejan al espectador con la sensación de acabar siendo dilapidados en un lodazal de extravagancias y desmesura.
La adaptación del guion, realizada por el propio autor de la obra teatral, Tracy Letts, carece de chispa en los momentos clave e incluso los instantes de desahogo cómico se pierden en la infinidad de un espacio tan hermético como la mansión de los Weston. Todo es muy excesivo en Agosto, tal vez demasiado. Las reacciones desmedidas de algunos personajes no aportan si no otra cosa que impostura a una historia lo suficientemente surrealista. La historia de Letts se va oscureciendo a medida que pasan las horas en la casa, igual que uno de los planos guía de la película, en el que se ve un horizonte con el cielo cada vez más negro, gracias al trabajo fotográfico de Adriano Goldman.
Los secretos de los Weston van quedando desnudos poco a poco. Los personajes, bien construidos pero sin apenas desarrollo, se dejan llevar en una espiral de confesiones que traen a escena enfermedades pasadas, relaciones de amor interfamiliares y todo tipo de lugares recónditos. Mientras, el banquete continúa irrefrenable hacia la autodestrucción. Cada uno tiene su momento, sí, su dosis de protagonismo, su secuencia de oro, pero Wells no consigue imprimirle ese brillo a la totalidad del conjunto, siempre a la sombra (alargada) de Meryl Streep y, si acaso, a la (algo menos alargada) de Julia Roberts.
Agosto es una película que funciona en determinados momentos, quizás en aquellos en los que menos pretensiones deposita, pero se pierde en su hilarante artificiosidad. No es, para nada, lo que podía haber sido; sólo es necesario un vistazo al prometedor cartel para darse cuenta de ello tras ver el resultado. Mucho ruido y no demasiadas nueces.
Ficha técnica
Dirección: John Wells. Guion: Tracy Letts.
Fotografía: Adriano Goldman. Música:
Gustavo Santaolalla. Interpretación:
Meryl Streep, Julia Roberts, Julianne Nicholson, Ewan McGregor, Benedict
Cumberbatch, Chris Cooper, Abigail Breslin, Juliette Lewis, Margo Martindale,
Dermot Mulroney, Sam Shepard, Misty Upham. País:
Estados Unidos. Estreno: 10 de enero
de 2014. Distribución: DeA Planeta. Duración: 121 minutos. Género: Drama.
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