Crítica publicada en Esencia Cine
Si atendemos a la temporada en que nos encontramos, cabría destacar que La chica danesa reúne muchos de los condicionantes que suelen conducir a los premios a final de curso. A saber: historia de superación contracorriente, personaje con cierta relevancia histórica en los márgenes que implica una transformación actoral e interpretativa (allá tenemos al Ron Woodroof que le valió a Matthew McConaughey su Oscar por Dallas Buyers Club), necesidad de reconocimiento para esa personalidad, una narración de un tiempo convulso en un espacio determinado (en este caso, la transexualidad), etc. Todo esto lo condensa la nueva película de Tom Hooper, que se asemeja en los mecanismos y el artefacto final a la ya citada obra de Jean-Marc Vallée, si bien comparece con mayor elegancia en su performance final de lo que lo hacía aquella.
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