Crítica publicada en Reyournal
“Irán es el único país que no tiene un padre del cine, sino una madre”. Tras esta afirmación de Mark Cousins sobre la imprescindible figura de Forough Farrokhzad se esconde toda la genealogía moderna de la cinematografía iraní. En 1963, en plena explosión de las nuevas olas por todo el mundo, la poeta y artista persa rodó su obra La casa es negra (Khaneh siah ast), una mezcla de poesía, ficción y documental que sentó las bases de lo que sería el nuevo cine iraní que hemos visto hasta hoy. Farrokhzad no volvió a filmar nada más (murió joven, con solo 32 años), pero su legado germinó y se tatuó en las formas de hacer y el aliento de las innumerables mujeres cineastas que ha dado el país de los ayatolás, incluso con el velo de prohibiciones o censura que se ha impuesto sobre los artistas (y sobre la propia figura femenina). La tradición de autoras iraníes que comienza en la denominada madre del cine moderno persa lleva el sello de figuras posteriores como...
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