Crítica publicada en Esencia Cine
Cualquiera que haya visto la reciente serie Fargo (Noah Hawley, FX, Estados Unidos, 2014-?) notará el tono en seguida al entrar en Cut Bank (Matt Shakman, Estados Unidos, 2014). Y percibirá también el estilo de su director, quien se puso al frente de varios episodios de la serie. El pueblo de Cut Bank en el que se desarrolla la historia se acerca desde todas sus aristas a la Minnesota Nice, ese idílico entorno totalmente libre de asesinatos que retrataron los Coen, aunque hay que reconocer que Shakman se aproxima desde una mirada más cercana a la televisiva de 2015 que a la de la película de 1996.
Todo comienza cuando un joven mecánico graba con su cámara un asesinato mientras rueda un video casero con su novia (una dulce Teresa Palmer). Lo que viene después, estructurado a través de un constante festival de giros y cambios de rumbo, sería una afrenta desvelarlo. El guión se erige como una sucesión de sorpresa, giro y vaivén que circula de forma panorámica por las tripas de ese pueblo, Cut Bank, que posee, además, la vitola de ser “el lugar más frío de Norteamérica” y en el que nunca antes se había cometido un crimen.
Matt Shakman brilla en la creación de ambientes. Su puesta en escena revela continuamente un suculento gusto por la calma tensa y una fijación por esas atmósferas tensas e irrespirables en entornos idílicos y viciados. Su representación de Cut Bank, igual que la que hacen de Fargo, tanto en la película como en la serie, es la de un lugar apacible que hospeda un demonio que lo convierte en una de esas bolas de nieve que se venden como recuerdo y que guardan un lugar maravilloso dentro de una bola de cristal que lo oprime y lo ahoga.
Pese a la prominencia de algunos diálogos demasiado explicativos y redundantes, el guión de Cut Bank, firmado por Roberto Patino, funciona como un continuo homenaje. La película de Shakman puede interpretarse como la obra de un enamorado del estilo de los hermanos Coen, a los que se reconocerá mucho más en los toques de humor negro que en ningún otro punto del film. Por otra parte, consciente de que su propuesta no es novedosa, el director decide volcar la mayor parte del peso del film en las interpretaciones de un elenco experimentado y muy propio para esta narración. Si Billy Bob Thornton ya brilló en la serie Fargo como el truculento villano Lorne Malvo, aquí se viste de suegro con carácter y vuelve a cargarse buena parte de la película a sus espaldas. Le sustituye en el papel de antagonista, con respecto a su interpretación televisiva, un sorprendente y excéntrico Michael Stuhlbarg en su papel de Derby Milton. Completan el reparto John Malkovich, Bruce Dern, Liam Hermsworth y la citada Teresa Palmer, además de un nutrido grupo de secundarios que dan extensión a la propuesta de Shakman. Una propuesta fría y ácida a la misma vez; cómica y dramática, sorprendente y trillada. Una Fargo sin Fargo.
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