28 agosto 2015

'Un día perfecto', átono conflicto de géneros

Crítica publicada en Esencia Cine


Sacar un cadáver de un pozo de agua para evitar que se estropee puede parecer una tarea fácil. Y quizás lo sea. En condiciones normales. Pero no en los Balcanes de los noventa, asolados por la guerra, que nos quiere retratar Fernando León de Aranoa en Un día perfecto, en la que seis cooperantes lidian con sus propios fueros internos mientras tratan de encontrar una cuerda que les permita extraer el cuerpo del fallecido y limpiar el pozo para que siga abasteciendo a la zona de alrededor.

El cineasta español brinda una película de guerra sin escenas bélicas. Su idea es elogiable: trasladar el daño invisible que ocasionan los conflictos internacionales a la pantalla a través de una situación con cierta cotidianeidad. Sin embargo, la atonalidad de la propuesta, a caballo entre un drama con dejes de profundidad y una comedia socarrona, dotan al conjunto de una inexpugnable frivolidad, que se convierte en su peor enemiga.

Con una puesta en escena sencilla y sin alardes, Aranoa persigue la tensión constantemente a través de una amenaza que nunca cristaliza (las minas, por ejemplo, son mencionadas en multitud de ocasiones sin hacer aparición nunca). Su panorámica de la guerra es certera y se acerca, en una manifestación de su vocación demostrativa, a casi todos los puntos neurálgicos del conflicto (ejército, cooperantes, pueblo, guerrilla…). Sin embargo, el intento de trenza con el que trata de anudar las historias de los protagonistas resulta algo inconsistente y se deshace con facilidad, a pesar de conseguir bordear con éxito la idea de los buenos y los malos.


La indefinición genérica gobierna desde las primeras secuencias este film, que tan pronto ahonda en una situación dramática como establece una salida de la misma a través del humor, a veces incómodo. Precisamente a esa indefinición contribuye el apartado musical: una mixtape de canciones punk y rock que se da la mano con colchones melodramáticos en determinadas escenas. El problema es que todo parece aleatorio e intercambiable y no termina de funcionar ni siquiera como contrapunto. Lo mismo le ocurre al reparto. Los personajes de la película son tan dispares que parecen estar en situaciones distintas los unos de los otros. Benicio del Toro y Tim Robbins son el perfecto ejemplo de ello. El primero pone el toque de seriedad a la idea de la guerra; el segundo, la comedia, el humor, la irreverencia. El problema es que ni siquiera en eso la polifonía resulta y los dos actores parecen vivir situaciones que nada tuviesen que ver la una con la otra.

Un día perfecto es una desconcertante propuesta sobre la guerra. Una película que transita con una facilidad pasmosa del melodrama más lacrimoso (las escenas en las que el niño que busca un balón se convierte en protagonista) a la comedia más insolente. Un nuevo acercamiento del director español a situaciones trágicas con una mirada algo más fresca, que busca, como ya hacía en Los lunes al sol (2002), una pizca de luz tras el telón oscuro impuesto por la situación dramática central.

'Ricki', concierto sin bis

Crítica publicada en Esencia Cine


La película Ricki (Estados Unidos, 2015) es un concierto. Como si un recital de vocación ecléctica quisiese recoger en su tracklist las mejores canciones de rock & roll junto al pop más comercial y empaquetado. Eso es exactamente lo que propone Jonathan Demme en el cóctel que supone su último film. El director filma un guión que se acerca a temáticas muy presentes en su filmografía, fundamentalmente la música y la desestructuración familiar, a la que ya se acercaba con una solución formal radicalmente opuesta en su anterior obra, A Master Builder (2013).

Con una Meryl Streep completamente rockera, tan lúcida y tan estridente como en cada una de sus interpretaciones, filmada por el norteamericano y escrita por Diablo Cody, que inmiscuye a sus personajes en situaciones que recuerdan a las de su gran éxito Juno (Jason Reitman, Estados Unidos, 2007), Ricki indaga, aunque sin demasiada profundidad, en la reflexión sobre la maternidad mientras intercala canciones, una detrás de otra, a lo largo de la cinta. Aunque, realmente, visto en perspectiva, se podría decir que es al revés: lo que se intercala es la propia historia entre canción y canción.


El director descarga todo el peso de la propuesta narrativa en las aptitudes de una actriz camaleónica como Streep, que dota a su personaje de todos y cada uno de sus tics interpretativos (gritos, gesticulación excesiva por momentos, muecas, etc.), y en la química que esta pueda conseguir con su hija, en la ficción y en la realidad, Mamie Gummer, a la que se ve forzada a visitar tras la ruptura del matrimonio idílico de esta. En ese choque de miradas, el que ofrecen una vida libertaria y alocada –la de la madre– y un excesivo gusto por el control total de las situaciones –en el caso de la hija–, habita todo el arco dramático de la propuesta.

A partir de la visita, entre toques de humor, unas veces ácido, otras algo repetitivo, Jonathan Demme esconde un ligero acercamiento a la pregunta “¿qué es una familia?”, a la que no termina de responder para dejar aire al espectador. Sin embargo, pese a los esfuerzos del reparto, Ricki no pasa de ser un culebrón familiar de lo más volátil y algo forzado. Todo suena con cierto deje de impostura, desde los chistes hasta los diálogos en los que Cody y Demme tratan de elevar la propuesta con tintes filosóficos sobre la familia, la maternidad, la libertad o los paradigmas de la mujer en la sociedad de nuestros días.

Y como en los buenos conciertos, Demme se guarda el número especial para el cierre, con el clásico happy ending made in USA. La diferencia es que, en este caso, nos conformamos con concluir sin el tradicional bis de rigor.

21 agosto 2015

'Cut Bank', Fargo sin Fargo

Crítica publicada en Esencia Cine


Cualquiera que haya visto la reciente serie Fargo (Noah Hawley, FX, Estados Unidos, 2014-?) notará el tono en seguida al entrar en Cut Bank (Matt Shakman, Estados Unidos, 2014). Y percibirá también el estilo de su director, quien se puso al frente de varios episodios de la serie. El pueblo de Cut Bank en el que se desarrolla la historia se acerca desde todas sus aristas a la Minnesota Nice, ese idílico entorno totalmente libre de asesinatos que retrataron los Coen, aunque hay que reconocer que Shakman se aproxima desde una mirada más cercana a la televisiva de 2015 que a la de la película de 1996. 

Todo comienza cuando un joven mecánico graba con su cámara un asesinato mientras rueda un video casero con su novia (una dulce Teresa Palmer). Lo que viene después, estructurado a través de un constante festival de giros y cambios de rumbo, sería una afrenta desvelarlo. El guión se erige como una sucesión de sorpresa, giro y vaivén que circula de forma panorámica por las tripas de ese pueblo, Cut Bank, que posee, además, la vitola de ser “el lugar más frío de Norteamérica” y en el que nunca antes se había cometido un crimen.


Matt Shakman brilla en la creación de ambientes. Su puesta en escena revela continuamente un suculento gusto por la calma tensa y una fijación por esas atmósferas tensas e irrespirables en entornos idílicos y viciados. Su representación de Cut Bank, igual que la que hacen de Fargo, tanto en la película como en la serie, es la de un lugar apacible que hospeda un demonio que lo convierte en una de esas bolas de nieve que se venden como recuerdo y que guardan un lugar maravilloso dentro de una bola de cristal que lo oprime y lo ahoga.

Pese a la prominencia de algunos diálogos demasiado explicativos y redundantes, el guión de Cut Bank, firmado por Roberto Patino, funciona como un continuo homenaje. La película de Shakman puede interpretarse como la obra de un enamorado del estilo de los hermanos Coen, a los que se reconocerá mucho más en los toques de humor negro que en ningún otro punto del film. Por otra parte, consciente de que su propuesta no es novedosa, el director decide volcar la mayor parte del peso del film en las interpretaciones de un elenco experimentado y muy propio para esta narración. Si Billy Bob Thornton ya brilló en la serie Fargo como el truculento villano Lorne Malvo, aquí se viste de suegro con carácter y vuelve a cargarse buena parte de la película a sus espaldas. Le sustituye en el papel de antagonista, con respecto a su interpretación televisiva, un sorprendente y excéntrico Michael Stuhlbarg en su papel de Derby Milton. Completan el reparto John Malkovich, Bruce Dern, Liam Hermsworth y la citada Teresa Palmer, además de un nutrido grupo de secundarios que dan extensión a la propuesta de Shakman. Una propuesta fría y ácida a la misma vez; cómica y dramática, sorprendente y trillada. Una Fargo sin Fargo.

06 agosto 2015

Amor, campo de batalla

Artículo publicado en Neupic

Sobre la exploración de la relación en 'Mis escenas de lucha' y 'Les combattants'


Lo definió muy bien Nacho Vegas en su libro Política de hechos consumados cuando escribió: “amaré tanto que si amara solamente un poco más estaríamos hablando de canibalismo”. Porque a veces el amor es una especie de canibalismo, de lucha constante, de enfrentamiento entre dos cuerpos que se tocan, se miran, se...

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'Misión Imposible: Nación secreta', poesía de acero y seda

Crítica publicada en Esencia Cine


El cruce de composiciones musicales que se produce en Misión Imposible: Nación secreta es, sin duda, la mejor de sus definiciones. Continuamente, la partitura original de Lalo Schifrin, vigorizada para la ocasión por Joe Kraemer, se alterna con la delicadeza que recogen las diferentes variaciones del Nessum Dorma que resuenan a lo largo del film. Probablemente la confluencia de esos dos colchones musicales sea la definición perfecta de la nueva entrega de la saga.

El director Christopher McQuarrie (Jack Reacher, 2012; Secuestro infernal, 2000) combina de forma natural dos propuestas antagónicas que van desde la acción pura y más inverosímil hasta momentos de gran elegancia cinematográfica y estilo propio. Quizás por eso los personajes puedan deambular, como si fuese lo más natural del mundo, de la ópera a las alcantarillas sin que la película pierda un ápice de credibilidad.

La primera parte del film es una demostración de sutilidad que tiene su punto álgido en el acto de la ópera. Es en ese lapso –los personajes acuden a la ópera de Viena, alertados por un posible incidente– cuando el director deja detalles relevantes de puesta en escena y firma los mejores instantes de toda la película (y casi de toda la saga). Su cámara persigue a los personajes entre bambalinas con unos movimientos tan sutiles y sugerentes como los de Rebecca Ferguson, envuelta en un precioso vestido amarillo, que culminará el acto, y la primera parte de la cinta, con un plano violentamente bello.


Quizás la gran virtud de esta quinta entrega, y sobre todo de su primera mitad, sea el buen hacer en la dirección de McQuarrie a la hora de anudar la acción a una trenza de alivios cómicos, que tienen que ver con la propia saga y el género, y una cierta poesía en sus movimientos, evidencia de que un director con inquietudes se esconde detrás de todo el aparataje. Este primer acto del film sería el Nessum Dorma y tendría su crescendo en el citado intervalo de la ópera (donde tiene lugar la interpretación de la canción). A partir de entonces, en la segunda mitad, sería el turno de la composición original, que aporta vigor y acción sin pausa a la película.

Anunciada por un guiño a la icónica escena de la saga Bond –Rebecca Ferguson sale de la piscina emulando a Ursula Andress y Halle Berry–, Misión imposible: Nación secreta pasa en su segunda hora a la vertiginosidad y la tensión propia del cine de espías más clásico. A pesar de la desmedida disposición de elementos en pos de la espectacularidad que tiene lugar en algunas secuencias (coches volando, una espectacular persecución en moto, etc.), otro de los grandes aciertos del film radica en dejar el peso de la acción y el giro en el propio desarrollo de la trama de espionaje y no en la sorpresa y la fuerza del metal y los golpes.

Todo se escapa a la lógica en la segunda mitad, es cierto, incluso lo anuncia en una línea de guión el propio Tom Cruise (“la cosa se nos ha ido un poco de las manos”); sin embargo, en esos momentos la historia ya ha atrapado al espectador y el pacto narrativo es total. Tanto como el disfrute que provoca el visionado. No obstante, se puede llegar a intuir un velado mensaje de cuestionamiento hacia los protocolos de actuación de los servicios secretos y de inteligencia (“no les importa si mueres”), personificado en el personaje mejor construido de la obra, el de la citada Rebecca Ferguson.

A estas alturas del film, el Nessum Dorma ha adquirido una impensable comunión con la interpretación de Joe Kraemer sobre la partitura de Lalo Schifrin. La comedia ha hecho lo propio con la acción. Y esta con la delicadeza que demuestra Christopher McQuarrie. Y lo que parecía imposible ya no lo es tanto.

05 agosto 2015

'Khomreh (The Jar)', de Ebrahim Forouzesh

Texto publicado en Revista Magnolia, con motivo del especial Leopardos de Oro de Locarno



Una acción tan simple y rutinaria como beber agua de un jarrón de cerámica se convierte en una auténtica odisea en Khomreh (The Jar, Irán, 1994). Con un estilo que camina sobre la línea que separa la ficción de lo documental, Ebrahim Forouzesh narra la yincana en la que se ve inmerso un colegio cuando la vasija del que beben los niños se rompe. El cineasta sitúa su cámara a una distancia media, a menudo a la altura de la mirada de los niños, y persigue a los personajes para ofrecer una interesante panorámica sobre la situación sociopolítica, la burocracia, la educación y la sociedad iraníes mediante las tensas relaciones que se desarrollan entre los habitantes del pueblo y el entorno.

Hacia el final, el movimiento de avance, un paso al frente: la figura de la mujer como motor de cambio, como auténtico agente resolutivo y promotor de la iniciativa que finiquite el conflicto. Un remarcable movimiento de transición entre el Irán del pasado, simbolizado con sutileza en el prólogo como un desierto que sugiere territorios desconocidos, casi de otro planeta, y el último primer plano del film al rostro de la mujer que disfruta su mudo, pero significativo triunfo.

03 agosto 2015

Vivir de Cine [Intereconomía Radio] (31/7/2015)

Programa de radio Intereconomía dedicado al cine. En la madrugada del 31 de julio de 2015 comenté los estrenos de la semana y debatí junto a Borja Jiménez y Nerea Bravo sobre la actualidad del mundo cinéfilo.

Aquí se puede escuchar el programa completo.

Primera hora del programa (de 1 a 2 am):


Segunda hora del programa (de 2 a 3 am):