Crítica publicada en Reyournal
Algunos miedos no necesitan de efectismos ni aditivos para ser mostrados. En ocasiones, la semilla del terror es tan profunda que ni siquiera su procurador la consigue (o la quiere) recordar. Es, por ejemplo, el caso de los pasados ocultos que, repentinamente, amenazan con salir a la luz y desbaratar todo el universo creado a nuestro alrededor. El momento en el que, de pronto, percibimos que no estamos solos, que existe una otredad capaz de influir en nuestra realidad de forma drástica. Percibimos la amenaza sobre nuestra centralidad en el mundo cuando nos percatamos de que, además de observadores, nos hemos convertido en observados. De que además de infringir daño podemos sufrirlo. Sujetos activos y objetos pasivos. El infierno son los otros.
Joel Edgerton debuta en la dirección con una propuesta psicológica de raíces sartreanas en la que...
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