Crítica publicada en Esencia Cine
Existen vacíos que nos acompañan siempre hasta llegar a formar parte de nosotros. Espacios que tratamos de rellenar con los recuerdos, la imaginación o, incluso, las creaciones artísticas. El área cero de la ausencia sirve a Joachim Trier como solar para edificar su última película, El amor es más fuerte que las bombas. Durante toda la obra permanece latente un duelo. O quizás sería más adecuado argumentar que son varios, porque, aunque sean comunes, cada duelo es tan distinto de sus hermanos que acaban por ser entidades independientes.
Cuando el hermano mayor de una familia (Jesse Eisenberg) vuelve al hogar natal para ayudar a su padre (Gabriel Byrne) a preparar una exposición sobre...
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