La cabaña en el bosque es un viaje. Un viaje entre el terror y la comedia, entre la crítica y el sarcasmo, un recorrido entre géneros con transiciones surrealistas y referencias constantes a otras cintas de terror. Y un viaje en el sentido más estricto de la palabra, puesto que la película de Drew Goddard ha experimentado todo tipo de vaivenes hasta que ha sido distribuida en España por Good Films.
A priori el argumento puede parecer un topicazo. Lo de siempre: grupo de tipos cool y buenorras se juntan en una casa en la que empiezan a pasar cosas paranormales. Evidentemente suena tópico, pero no sin sentido. Drew Goddard y Josh Whedon juegan a crear una película con todos los tópicos para después darles una vuelta de tuerca.
El homenaje al cine de género es evidente. Y lo es desde una perspectiva cómica, del terror y del thriller, acumulando tantas referencias (Posesión infernal, Scream, Cube, It...) que el espectador no experimentado tendrá muy complicado percibirlas todas en un visionado. La cabaña en el bosque juega con el espectador de manera que sólo él sabe que los personajes están encerrados en esa especie de Gran Hermano macabro, que por momentos da la impresión de ser un capítulo de Black Mirror creado por Charlie Brooker o un show de Truman llevado al campo de lo terrorífico, pero sin saber exactamente a qué responde ese juego. La película se enreda con ese macguffin para sacarse de la manga una solución nihilista sorprendente por ser surrealista y lúcida a partes iguales.
Whedon y Goddard establecen unos vínculos de confianza con el espectador para después volverle loco con un ritmo que va de menos a más y con unos personajes arquetípicos del género creados al milímetro, que ocupan su propio lugar en la historia, como veremos con el metraje ya casi concluido, de mano de una Sigourney Weaver breve pero intensa.
El trabajo realizado por la pareja de guionistas es un ejemplo de que para romper las normas lo primero que se necesita es conocerlas a la perfección. Y ellos las conocen muy bien, y las transgreden a su antojo una y otra vez, para darle un dinamismo asombroso a la película. Los engranajes terminan de funcionar gracias al trabajo de los actores, con un Chris Hemsworth muy alejado de su personaje estrella, el superhéroe Thor, que funciona como el personaje típico de las películas inscritas en el género del slasher juvenil, una Kirsten Connoly de apariencia débil pero dura de pelar cuando la situación se pone tensa, y un efectivo Fran Kranz que arranca las sonrisas del espectador con sus líneas de diálogo. En la parte alejada del grupo, la de las oficinas, destaca la interpretación de Richard Jenkins.
La cabaña en el bosque moldea las impresiones del espectador según avanza en el metraje, transcurriendo entre una suerte de homenaje al terror tradicional y una crítica a aquello en lo que se ha convertido gracias a los arquetipos y los giros en los que ha ido cayendo una y otra vez. Un debut en la dirección de Goddard que se puede llegar a convertir en un imperdible para los amantes incondicionales del género.
¿Te apetece pasar un fin de semana en la cabaña?
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