Firma con fecha y edad de compra |
Cada
lector lee los libros a su manera. No existe la homogeneidad a la hora de leer.
Digamos que es prácticamente imposible. Es una de las cosas por las que creo
que el ebook nunca tendrá el mismo
arraigo que el libro tradicional, aunque pueda llegar a ser un gran
complemento. Es un objeto muy impersonal.
Las
personas tenemos la extraña percepción de que todo lo que pasa por nuestras
manos más de unos días se convierte en nuestro. Puede ser así, pero sólo por un
tiempo limitado, el que nosotros mismos duremos aquí. Así ocurre con las
bibliotecas personales también. Los rastros de los libros son tan variados como
los lectores. Es muy fácil encontrar la firma del poseedor del libro, en la
página de cortesía o en la última. Firma y fecha. Como si buscasen la eternidad
a través de una página.
Cada
lector utiliza sus propias marcas, así es frecuente encontrarse firmas a
bolígrafo o lapicero en la primera o la última página, sellos ex libris
personalizados que marcan ese libro como perteneciente a nuestra biblioteca,
dibujos identificativos en alguna de las páginas y otro montón de señales que
personalizan el objeto. Son alguna de nuestras maneras de perpetuarnos en los
libros.
Sello exlibris y nombre |
Posiblemente
cuando pase mucho tiempo y nuestra biblioteca ni siquiera sea ya nuestra, todos
esos ejemplares marcados y anotados pasarán de alguna librería de viejo a las
estanterías de algunos lectores, casi ya coleccionistas, que los compren. Y
entonces se encontrarán esas pequeñas marcas de perpetuidad al sentarse en casa
y abrirlos. Una tarjeta de alguien que utilizamos como marca de lectura, una
servilleta en la que escribimos algo el primer día que lo leímos y que
decidimos dejar ahí porque no teníamos separador, o simplemente una breve
descripción de por qué, en qué lugar y con quién compramos ese libro o quién
nos lo regaló.
¿Quién nos regala los libros? |
En
ocasiones también dejamos constancia del momento y lugar en el que leímos un
libro determinado. Un ticket de la cafetería donde nos sentamos a empezarlo, la
ciudad donde lo compramos o lo leímos escrita en algún lugar (por ejemplo Edimburgo, Marzo 2011), subrayados en las frases que más nos
gustan, el marcapáginas con el que separábamos sus páginas… Tengo un amigo que
suele guardar el separador con el que lee sus libros dentro de ellos una vez
que los termina. Asocia de esta manera el libro con la marca de lectura, y
ambos viven en matrimonio hasta el fin de los días.
Libro con 'su' marcapáginas |
Los
libros tienen muchas más lecturas que la ancestral. A través de sus marcas se
puede conocer a las personas que lo han leído. Son las huellas del lector, que imprimen
el recorrido y la vida de los libros junto al de los “propietarios”.
Libros que guardan su ticket |