
Un disparo. Dos disparos. Hasta tres disparos se pierden entre la niebla del pequeño pueblo de Southcliffe. El ruido de las gaviotas huyendo ante el estruendo da paso a un silencio opaco y angustioso sólo roto por la voz quebrada de un periodista, David Whitehead, que comienza a hablar en la tele.
“Provengo de este sitio. Una tranquila y pequeña ciudad comercial inglesa. La gente no comete masacres en una ciudad como esta. Una comunidad unida...