04 enero 2012

La senda del perdedor: Hank Moody versus Charles Bukowski

Los Ángeles, años 70, el ambiente es casi festivo. Allí se afinca Charles Bukowski, el eterno bebedor que sólo adora el alcohol y los cigarrillos, algunas drogas y a todas las mujeres. Misma ciudad, actualidad, ficción de Showtime. Hank Moody es un escritor de cierto éxito que vive en la ciudad, preso de su adicción a la botella, los cigarrillos, y acostándose con cada mujer que se le cruza en el camino. 

Charles Bukowski
Es evidente que Californication recoge el espíritu de Henry Chinaski, alter ego de Bukowski en sus novelas, y lo traslada a la actualidad. Cualquiera que haya visto la serie y, por otra parte, conociese la existencia del escritor alemán afincado en California, se habrá dado cuenta de que el parecido entre los dos no deja lugar a la imaginación. Por coincidir, hasta el nombre de Hank es común a los dos escritores malditos. 

Showtime aprovecha la figura del viejo indecente y crea un trasunto muy acertado en la piel de Moody, que, a sus cuarenta y diez pugna contra sus desenfrendas ganas de sexo y excesos. Sus intentos por educar a su hija Becca y por reconquistar a su ex mujer Karen, con la que mantiene una tierna y destructiva historia, son la única diferencia grande que existe entre Moody y Chinaski. 

Los dos son tan egoístas como afectuosos, si bien es verdad que a esto gana Moody, en parte por la necesidad del guión de crear una trama que discurra por detrás de los excesos de Hank. Pero también Bukowski deja pinceladas de cierta ternura en sus escritos, sobre todo en sus desgarradores poemas. Uno de los críticos de Los Angeles Times dijo sobre una de sus obras más importantes: "Mujeres parece una historia de sexo y borracheras, cuando en realidad es un poema sobre el amor y el dolor". En realidad, puede decirse que la novela tiene un poco de cada cosa. Bukowski no es adorable, pero tampoco es tan agrio como parece. Tiene un poco de todo, como Hank Moody, llevado de manera brillante a la pantalla por David Duchovny. 

Poco más puedo decir, sólo les insto a que lean a Bukowski y vean la serie Californication. Y extraigan sus propias conclusiones.

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