
Siempre que algo nos decepciona tendemos a refugiarnos en algo que consideramos seguro. Pasa en todos los ámbitos de la vida. Nos acercamos siempre a la chimenea cuando aprieta el frío. Como la vida está llena de fracasos, también lo está de refugios. Pruebas un nuevo bar que no te gusta y pronto vuelves al de toda la vida, ese que sabes que nunca te va a decepcionar; tomas una cerveza nueva que no te convence y en la siguiente ronda pides tu clásica...