Siempre es difícil hacer un balance, más cuando se trata de algo que te encanta, como los libros. Acabado el 2010 suceden los numerosos y típicos resúmenes del año. Las portadas de los periódicos que nos han acompañado a lo largo del año nos ayudan ahora a recordar qué ocurrió en estos 365 días que dejamos atrás hace hoy ya diez.
En nuestro caso, como no podía ser de otra manera, nos referimos a la literatura y, continuando con la labor de mis compañeros Carlos Gámez y Fátima Hernández voy a compartir con los lectores los que, a mi juicio, son los grandes aciertos literarios de 2010.
Quedarán muchos en el tintero, seguro, evidentemente no se puede leer todo lo editado –quién pudiese- y muchos no estarán de acuerdo, como es lógico, y además necesario. Pero creo que es preciso que yo hable de lo que he leído, como lector, fuera de una visión estudiosa y crítica, pues no soy crítico y mi palabra se aleja mucho de la suya en todos los sentidos.
Dublinesca, la última novela del escritor de escritores, Enrique Vila-Matas, es una de las mejores novelas españolas de este 2010, si no la mejor. Su trama es sencilla, pero muy bien trazada, aludiendo a grandes obras cumbre de la literatura universal –como suele hacer por otra parte en cada una de sus obras-. En este caso la obra citada es el Ulises de James Joyce. Un editor angustiado por la nueva era de los libros digitales decide viajar a Dublín para oficiar un peculiar funeral por la era Gutenberg y la imprenta.
Otra de las novelas destacadas del año ha sido publicada cuando este expiraba ya sus últimos días. Se trata de la aparición anual de Paul Auster con Sunset Park. El neoyorquino vuelve a dibujar un mapa de Brooklyn en el que la historia de varios personajes se entrecruzará en una casa ocupada ilegalmente. La ausencia, los recuerdos y una alta dosis de humanidad centrarán la historia en el barrio de Sunset Park. Lejos de su mejor versión aunque muy interesante y con elementos muy propios del autor estadounidense.
Patrick Modiano, otro de los escritores insignia de Anagrama, publicó este otoño su nueva novela,El horizonte. El autor vuelve a dar vida a unos personajes que se buscan incansablemente, que tratan de recordar su primer encuentro después de los años. El horizonte convierte definitivamente al escritor francés en el mago de la memoria. Nadie como él puede escribir sobre los recuerdos y el intento de encontrarlos y anclarlos.
Lo que sé de los hombrecillos, del siempre imaginativo Juan José Millás, nos deleita con un pequeño mundo paralelo plagado de copias del protagonista que realizan sus fantasías sin pudor alguno, pero que piden a cambio algunas licencias excesivas para la moral del protagonista. Muy interesante. Millás es el rey de las ocurrencias.
No son las únicas, aunque son cuatro novelas muy recomendables del 2010, sin duda el año del Premio Nobel de Vargas Llosa, que también deja su sello con El sueño del celta, y del Cervantes a la consagrada Ana María Matute, que publicó su recopilación de cuentos La puerta de la luna y la novela Paraíso inhabitado. Gran año para ella y para las letras españolas, sin duda.
Destacables también, aunque en una segunda línea, son algunos libros como la antología de artículos de Joseph Roth recogida por Acantilado en Primavera de café, la recopilación de los discursos de García Márquez en Yo no vengo a decir un discurso o otras publicaciones como Visión desde el fondo del mar, de Rafael Argullol o las aclamadas memorias noveladas del sudafricano Coetzee, plasmadas en Verano.
Publicado en Pero Libros
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