
Las personas necesitan las historias. Las necesitan para evadirse, para proyectarse, para escapar de las cadenas que las atan en este mundo. Somos consumidores de historias, devoradores o depredadores de ellas en algunos casos. Es por eso que leemos novelas, cuentos, o nos sentamos una hora delante de una pantalla, buscando en un lugar ficticio las respuestas que no somos capaces de encontrar aquí.
Los personajes, los espacios y el tiempo...