07 noviembre 2014

'El amor es extraño', el género indefinido

Crítica publicada en NoSóloGeeks


Ira Sachs retorna a sus temas comunes, el matrimonio (Forty shades of blue, El juego del matrimonio) y la homosexualidad (The Delta), en su nueva película. El amor es extraño es un cruce bienintencionado entre comedia y drama, con el telón de fondo de una pareja, George y Ben, que tras casi cuarenta años de relación decide casarse. El problema vendrá, cuando tras la buena noticia, George pierda su trabajo en un colegio católico y la estabilidad económica del matrimonio se desvanezca. 

A partir de entonces, la película de Sachs navegará entre dos tierras: la comedia y el drama, la aceptación y la lucha, la casa de los policías gays que acogen a George y la vivienda familiar del sobrino de Ben, donde este se queda a vivir. El cineasta introduce a los personajes en entornos no habituales y los lleva a cumplir un rol de “elemento ajeno” en los mismos. Destaca, en este sentido, la relación que mantiene Ben con la mujer de su sobrino, una destacable Marisa Tomei, que ejemplifica cómo esa novedad a priori “inofensiva” puede convertirse en algo perturbador para la rutina.


Los toques de humor y las situaciones (cuasi melo) dramáticas se dan la mano en El amor es extraño. Sin embargo, la película no llega a indagar ni profundizar en lo crudo del punto de origen. Apenas se menciona el hecho de que George es despedido por su tendencia sexual, y salvo en un par de momentos, con motivo de algún chascarrillo, el espectador puede incluso llegar a olvidarse de ese punto de partida. Por otra parte, Sachs parece olvidarse de la historia de amor entre los dos protagonistas en determinados momentos del film para caer en un saco roto por varios agujeros (la relación con el chico y su amigo, las fiestas continuas de los policías, etc.). 

La cinta de Ira Sachs navega entre dos aguas, en un océano de indefinición que lastra la propuesta, a caballo entre dos géneros muy marcados. El amor es extraño consigue un calado muy menor del que podría haber alcanzado, aunque el film se mantiene algo más elevado gracias a las interpretaciones de una Marisa Tomei sobria y eficaz y un John Lithgow entre lo cómico y lo patético.

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