05 diciembre 2014

'Ouija', terror de plantilla

Crítica publicada en Esencia Cine


Los géneros cinematográficos corren el riesgo de caer en la repetición. Sobre todo si se plantean mal desde el inicio. No es la primera vez que veremos, ni la última, una película planificada con plantilla. ¿Qué quiere decir esto? Pues, ni más ni menos, eso, que Ouija de Stiles White es una película que cualquier aficionado al terror –y seguramente cualquiera que no lo sea pero haya visto unas cuantas películas– ha visto infinidad de veces.

Basada en el juego de la compañía Hasbro, que además produce el film, Stiles White visita todos los lugares comunes del cine de fantasmas y apariciones. Desde el primer momento el espectador se topa con un guión telegrafiado, que, como si también esto fuera un juego de mesa, podrá ir descifrando –que no busque giros imprevisibles ni complejos, eso sí– a medida que avanza el metraje.


Una puesta en escena barroca, cargada de elementos, con el fin de que el espectador esté pendiente de ver cuál de todos se mueve, salta o provoca el brinco en la butaca (generalmente muy previsible también), adentra la historia en un grupo de amigos que, tras practicar una ouija, abren un canal con el más allá que resultará fatídico. A partir de entonces, lo que todo el mundo sabe: una serie de sucesos paranormales, muertes, apariciones, mensajes ocultos, casa encantada habitada por espíritus, la historia del pasado que involucró a una niña, etc. Incluso la visita al psiquiátrico, con el intento de giro imprevisible que supone, también se ha visto en multitud de ocasiones. Todo es arquetípico en este film producido por Michael Bay como nombre más destacado.

La sucesión de lugares comunes, clichés y escenas telegrafiadas consiguen sacar al espectador de una película que comienza apostando por un terror ciertamente psicológico (la tabla ouija, el misterio de la primera muerte, incluso la presencia de los espíritus antiguos) para pasar descaradamente a ese tipo de terror más cutáneo basado en los golpes de sonido y las apariciones repentinas en el plano de rostros ensangrentados y desagradables presencias. Sustos que, por su parte, de tan predecibles y manidos, conseguirán acelerar no demasiados latidos.

No obstante, el innegable éxito de esta película en Estados Unidos, que lideró la taquilla, alcanzando una recaudación en torno a los 20 millones en el fin de semana de su estreno, es significativo. Pese a todo lo anterior, todavía hay algo que funciona y conecta con el público en este tipo de producciones de género, pese a estar tan transitadas e, incluso, manoseadas.

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